Esto es como Eva y el croissant de chocolate (siempre he pensado que nadie renuncia al paraíso por una manzana reineta cutre). Cuando ya he decidido firmemente que paso de editoriales, que me voy a autoeditar el libro, aparece un amigo que tiene una novia que tiene una amiga que trabaja en una editorial. ¿Y ahora qué hago? Bueno, tampoco es que nadie me haya hecho ninguna oferta, sólo tengo un mensaje en Facebook pero… Vaya, yo ya había cogido todas mis expectativas de publicar a través de una editorial y las había metido en cajas, precintado y enviado por Seur (a la estepa siberiana, para más señas).
Bueno, bueno, no te cortes las venas todavía, que yo estoy aquí comiéndome el tarro y luego resultará que la editorial en cuestión sólo publica listines telefónicos. No nos pongamos nerviosos.
Va, hablemos de cosas más alegres, como el próximo fin del mundo… ¡El día 21 del 12 del 2012 está a la vuelta de la esquina, y yo con estos pelos! Pero, total, el mundo ya se está yendo al jurjo, no hace falta que nos lo diga los mayas, esa famosa civilización amante de la apicultura. De todas maneras, sabed que no es que predijeran el fin de nada, es que tenían a un pavo esculpiendo el calendario sobre roca caliza y el tío ahí, pica que picarás, que si los festivos, que si los domingos en rojo… Y después de veinte años picando, levantó la cabeza y dijo: “Oye, ¿puedo dejarlo ya?”. El capataz, que ya se había olvidado de él, le preguntó: “¿Hasta dónde has llegado?”. “Hasta diciembre de 2012” (incluso la abeja Maya se llevó las manos a las antenas). “¡Desgraciado, acabas de dejar en el paro a tus hijos, a los hijos de tus hijos y a la madre que te parió! ¡Si estamos en el año menos tropecientos quince!” exclamó el capataz. “Anda, deja eso y ya seguirá tu tátara-tatara-tatara-nieto”. Al día siguiente los mayas se extinguieron.
No te pongas triste, el fin del mundo tiene sus cosas buenas. Por ejemplo:
– ¡Dios mío, me van a despedir!
Tranquil@, si la semana que viene se acaba el mundo.
– ¡No me ha venido la regla!
No te preocupes, antes de que el predictor sea fiable llegará el fin del mundo. Además, si hace cinco meses que no te comes un rosco, ¿qué me estás contando? Será la menopausia, hija…
– ¡Mi médico me ha dado tres meses de vida!
Más que de sobras.
– ¡No tengo nada que ponerme en fin de año!
¿En serio? Tengo una buena noticia para ti…
¡Todo son ventajas! Anda, corrrrrrrre al cine a ver “El Hobbit”, que no se diga que no viste la precuela (como me mola esta palabra. Precuela, lentejuela) del “Señor de los anillos”…
Ja,ja, molt divertit…
Gracies guapa!