¿Diferencias entre hombres y mujeres? Daría la mano izquierda por poder hacer pis sin tener que bajarme los pantalones en esos días de invierno en que te despiertas con la nariz llena de carámbanos. Sí, hay diferencias, pero me da que la peña chunga las está llevando a los extremos. Vamos, que no es para tanto.
A veces oigo a varios velociráptors hablando de la incomprensible complejidad de las mujeres, que no hay quien las entienda, que por qué se ponen maquillaje “smoke eye”, que por qué insisten en hacer la cama cada día si luego hay que deshacerla otra vez, que qué leches llevan en el neceser que tienen dentro del bolso… Enigmas inescrutables, oye. Después de 5 minutos yo también me pregunto cuál será el grandioso secreto que explica el comportamiento de las mujeres, estoy súper intrigada… ¡Hostia, si yo soy una de ellas! Se me había olvidado, como parece que estén hablando del misterio del Santo Grial… Vaya, es que he dejado de entenderme y todo.
Se ha creado una leyenda negra alrededor de las mujeres que no es para nada cierta. A ver, que somos humanas, que cuando tenemos hambre, comemos, cuando tenemos sueño, dormimos, como todo hijo de vecino, y cuando decimos que “no”, por el contexto se sobrentiende si es si sí o si no. Facilísimo. ¿Qué dices, que lo último no lo has pillado? Te pongo unos ejemplos prácticos:
1) Si estáis tirados en casa y le dices a tu pareja “¿te apetece ir a cenar fuera?” y ella te mira con ojillos de cordero degollado, pone voz lastimera y dice: “da igual…”, eso es un SÍ como un castillo, ¿no es evidente? Si no la llevas no dirá nada abiertamente pero te hará para cenar mierda con cebolla. ¡Con el mal aliento que te deja la cebolla!
2)Si tiene la regla: “Cariño, ¿te apetece…?”
¿Te apetece, qué? ¿Te apetece, QUÉ? ¿Pero cómo se te ocurre? La respuesta será NO aunque le propongas ir a recoger billetes de 500€. ¡Tiene la regla, alma de cántaro!, imagínate que te han colgado veinte pinzas de la ropa de los clavelitos, y viene alguien (quien sea, aunque sea el Fary) a proponerte ir a ver la puesta de sol desde lo alto de la Torre Eiffel. Mira que el plan es atractivo (jo, con el Fary, qué planazo…) pero tú le vas a enviar a freír espárragos, sólo puedes pensar en ese dolor que te está trepanando. Pues con la regla, lo mismo. Tú sólo obedece las simples indicaciones que ella te de: abrázame, suéltame, pírate, no me dejes sola, ¡no toques mi aire! Sencillo. ¡Eh, has tocado mi aire!
3) Si le preguntas “¿Te pasa algo?” y ella contesta “Nada”, tú atento a si te mira a los ojos o esquiva tu mirada, si está estrujando un cojín, un gatito o similar, si le están sangrando la nariz y las orejas… esas cosas que indican que algo no va bien. Si no eres muy observador y no te das cuenta ni cuando gira la cabeza 360º siempre puedes recurrir al socorrido sistema de la repregunta sistemática: “¿Seguro?” Tienes que mostrarte genuinamente interesado, si lo haces mientras juegas al FIFA no va a funcionar, te lo advierto… Pero si lo haces bien ella se abrirá como una flor y vomitará toda la porquería que lleva dentro encima de ti a presión sifonera. Eso era lo que querías, ¿no?, compartirlo todo con ella. Pues toma… Y este mes te toca tener la regla a ti, nene.
Una cosa sí es cierta, los hombres no suelen captar las sutilezas, así que si eres mujer y eres hetero, intenta ser lo más clara posible. Te lo advierto, como te pille con los ojos enrojecidos, las mejillas llenas de chorretones de rímel, un montón de cleenex en el suelo y le digas que no te pasa nada TE CREERÁ y pasará de largo. Tú te lo has buscado, por ser tan opaca.