¡Houston, tenemos un problema!

Hoy he tenido una experiencia cercana a la muerte. Se me ha caído el notebook al suelo. ¡Sapristi! Lo llevaba en el bolso (va tan bien los días de viento para que no se me lleve el aire…) y yo… Le di la vuelta. Sí, sí, al más puro estilo Pepe Viyuela con la silla. Creía que estaba cerrada la cremallera pero no lo estaba y todo lo que había dentro cayó al suelo, fue como cuando el camión de la basura vuelca su contenido en el vertedero. Vaya, no sabía la de porquería que llevaba dentro hasta que la prueba del delito hizo una montañita en el suelo que me llegaba por la rodilla.

Vamos a lo que importa, el portátil ha caído al suelo con un «¡La cagamos, Luis!» perturbador. Luego he intentado encenderlo pero sólo ha salido una mano con el dedo corazón extendido durante una fracción de segundo en la pantalla y luego, nada. No se enciende, ni hace ruido, como cuando está pensando, no se tira cuescos… Estoy muy preocupada por él, lo he llevado de urgencias al tekkie de mi barrio y su pronóstico ha sido menos concreto que una predicción de Sandro Rey. Que podría ser la pantalla, que podría haberse roto el disco duro, que igual es la placa base… Podría ser lupus. ¡Dios mío! En el peor de los casos podría perder toda la información. ¡DIOS MÍO! Mis ocho novelas, como ocho panes, mis microrrelatos, el post que quería colgar hoy, mis paridas reducidas a un amasijo informe de metal y plástico. ¡Ni siquiera sé a qué container tengo que tirarlo! ¡No es un envase!

El lunes sabré algo, de momento retransmito este post desde el portátil de mi pareja (está que trina, el jodío, no le dejo ver buenorras por internet y encima le he enviado a sacar la ropa de la lavadora). ¡¡¡Deséame suerte!!!

Una pequeña aclaración. Tal vez te haya dado la sensación de que mis novelas podrían perderse y de que jamás llegarás a leer qué le pasó a Kendra. Bueno, una es de Bellota del Norte pero sólo hasta cierto punto, lo tengo todo guardado en un disco duro externo que ahora mismo tengo guardado como oro en paño en el horno. Sí, es lo más parecido que tengo a una caja de caudales, ¿pasa algo?

¿¿¿Qué es eso que huele a quemado???

Bueno, mucha coña, mucha coña, pero lo del portátil es verdad. Y presiento que una cana ha hecho aparición en algún lugar de mi espesa cabellera…

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