La belleza de un ranúnculo peludo

No te lo vas a creer pero hoy es el primer día que he ido a las rebajas. Exacto, justo después de que terminen. Pero no te creas, todavía he podido encontrar algo de ropa rebajada metida en un cubo de la basura… He tenido que pelear duramente con un perro callejero pero al final he conseguido unos pantalones fluorescentes mordisqueados que me van 5 tallas grandes. Si es que no doy para más, que se me acumulan las cosas, que celebro los cumpleaños con siete años de retraso (eso explica la increíble juventud de mi piel. Bueno, no, pero ¿a que se me ve más joven?) y me como los turrones por san Juan (eso explica que la operación bikini nunca funcione conmigo. Bueno, tampoco, lo explica la nutela).

Hablando de ir tarde, se me ha echado marzo encima (maldito febrero y su enanismo calendaril…) y todavía no he podido sacar mi engendro relleno de letras a la luz. Estoy teniendo problemas técnicos con la tapa, yo quería que saliera un unicornio comiéndose un muffin en el Starbucks y me han puesto un rinoceronte. Han alegado que los ensayos con muffins han engordado al unicornio, pero algo me huele raro… En fin, ahora en serio, parece que mi idea inicial es irrealizable, yo quería un fondo negro, una vela y unos ojos dorados por detrás y, de repente, me he encontrado con mi jeto limonero tras la vela. ¡Yo no quiero salir! Me han dicho que Photoshop no puede borrar la cara ni poner dorados los ojos con esa calidad de foto. ¡Pero si es un carboncillo de primera! ¡Este Photoshop, siempre en huelga! Bueno, veremos si se soluciona pronto porque esto lo está atrasando todo.

Para entretenerme estoy pasando la novela a verso y voy a hacer un musical. Se llamará “Al otro lado de las llamas, tó quemao”, y saldrán muchos tíos con mallas de ésas ajustaditas, ajustaditas, que se marcan hasta los pelillos del ranúnculo. ¿No te atrae la idea? ¿Acaso has te has visto el ranúnculo, para ir criticando con tanta ligereza? Habrase visto, el chinche éste…

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