Mira, mira qué ricura de opiniones me han dejado en Amazon (no se me ocurre una palabra más apolillada que ricura. Es abueloide y hace que me lleve la mano involuntariamente a la mejilla para protegerla de pellizcos con uñas de trol). Las primeras personas que compraron “Al otro lado de las llamas”, asegurando así una plaza en una patera hacia el cielo (pero al barrio rojo del cielo, nada de la parte de nubecillas y querubines tocando el arpa, eso es para horteras), han terminado de leerlo y ya están dejando sus impresiones. Las reflejo aquí (porque son buenas, si no, de qué. Bueno, y es que de momento son todas las que hay).
Opinión de JAC:
Refrescante.
¿Te gustó Harry Potter? La historia de Kendra es mucho mejor. Un libro acerca de la magia desde otro punto de vista, con peleas de hechiceros como no has leído nunca y una protagonista con auténtico carisma. No pude dejar de leerla.
Muy recomendable. Espero una siguiente entrega.
Opinión de TORI:
Muy buena!!
Ya he terminado de leer, “Al otro lado de las llamas”. Lo recomiendo totalmente. Pero os advierto, engancha!!! Es precioso, el tiempo pasa volando. Y lo mejor, después sigues teniendo la sensación de haber pasado unas horas muy lindas. Queda un bonito recuerdo. Me encantaría una segunda parte.
Las he dejado en el apartado “Críticas, reseñas y merendolas” junto con el resto de reseñas. No digo más al respecto, tú verás lo que haces con tu vida si aún no has leído “Al otro lado de las llamas”… (te doy una segunda oportunidad: aquí si estás en la piel de toro y aquí si estás en el resto del universo o en Suiza)
Quién iba a decirme a mí cuando nací que escribiría un libro, que amenizaría a alguien esas largas horas en el wáter con el típico ataque de estreñimiento, que desde fuera sólo se oye “¡Gnyiiiiiiiii…!” Desde luego, el médico que ayudó a que naciera (me gusta más pensar que me desahució, el cacho perro) no se lo imaginaba cuando trató de cogerme la cabecita y le solté un bocado que todavía tiene las marcas de mis encías en un dedo. El otro se lo arranqué a la altura de la segunda falange (puaj!).
Al final el tío tuvo que meter un palo y cuando oyó “¡Ñaca!” tiró con todas sus fuerzas. Y ahí salí yo con un “¡plop!”, mordiendo el palo, toda indignada y cogida al cordón umbilical como si fuera una liana mientras ejecutaba una perfecta patada voladora. Lástima que la anguila con estetoscopio se apartó, y detrás estaba mi padre y… Bueno, no tengo hermanos, no te digo más.
No es que me acuerde, claro, pero tengo el vídeo del parto en súper 8, termina con el médico persiguiéndome con el palo por todo el quirófano mientras yo me escabullo bajo la camilla y le hago la peineta. Ah, qué momentos tan bonitos… me emociono cuando lo veo. Y qué mala leche me gastaba… Pura poesía.
Ole!! jajajajaja 🙂 Bravo!!!
Pues yo voy a ir lento porque no tengo tiempo ni de respirar… me voy ahogando y tó cada día, pero le estoy leyendo a usté, poooooco a pooooco, pero ahí ando, y sí que engancha, sí, pero el trabajo me obliga a estar ahí… venga… y venga… 🙂
Gracias por el humor!!
hombre, pues te agradezco que me dediques el poco tiempo que tienes. ¡Espero no defraudarte!