Planes de finde

Qué buen día hace, ¡y es gratis! Este finde tengo un montón de planes, voy a ver amigos que hace mucho tiempo que no veo (¿Qué se creían, que se iban a librar de mí así como así?). Cuando hace tiempo que no ves a un amigo corres el riesgo de que cuando te vea diga con cara sorprendida “¡pero qué guap@ estás!” y luego, cuando te marches, se gire al de al lado y susurre “¿Pero has visto la oreja que le está creciendo en el hombro?” No es una oreja, leñe, es un gracioso lunar en forma de flor, que no te enteras ni tienes sensibilité alguna…
En fin, me encanta pasar tiempo con mis amigos. Antes quedar era tan fácil como coger el móvil y llamar, todos estaban deseosos de salir de sus oscuras madrigueras para ir a meterse en oscuros garitos y beber oscuros brebajes hasta llegar al filo del coma etílico. Ahora, entre que uno vive fuera, la otra tiene al crío con peste bubónica, el otro ha quedado por internet con otro ser vivo (no me atrevo a concretar más, esto de internet engaña mucho) y, claro, no le hagas elegir entre hacer un café y echar un kiki fácil (eso es lo que se cree, pero en realidad ha quedado con una especie de donut americano. Sin agujero)… Es un caos.
Gracias a las redes sociales seguimos en contacto pero es un poco cutre preguntarle a tu amiga si está bien porque esta mañana has visto su avatar de Twitter un poco triste. ¿No nos estamos deshumanizando un poco? Y tanto amigo en Facebook, tanto amigo en Twitter… ¿A cuántos conoces en persona? Yo, ni a una cuarta parte… ¿Y si esa persona con la que has cogido tanta confianza que se lo cuentas todo en realidad es una lavadora-secadora? ¿Y si ese tío que te envía fotos con cara de estreñimiento, todo fibrado, musculado y abultado, resulta ser tu abuela (cómo engaña vestida…)?
Yo voto por retomar las amistades a la antigua usanza, cuando podías darle una coz cariñosa a tu interlocutor cuando te gastaba una broma. Cuando no tenías que buscar un emoticono porque ya ponías tú cara de 😉 😛 😡 Que sí, que sí, que tu cara puede hacer eso. Mírate en el espejo. No, pero desmaquíllate primero, si no sólo verás cómo se resquebraja finamente la base de maquillaje.
Resmiendo: queda con tus amigos. En persona. Deja que te den un cachetillo amistoso en la jeta. Deja que te rocíen con sus perdigones. Huele sus sobacos. Deja que te miren disimuladamente las lorzas. Óyeles barrerse los mocos de la nariz a la boca para luego escupir un gargajo verde y amarillo. Eso es la amistad.

Anuncio publicitario