El por qué de mi silencio…

Me imagino que te estarás preguntando qué pasó la semana pasada, que no colgué nada el viernes. Ahora podría decirte que tengo artrosis en los dedos y que yo inventé el “ola ke ase” para ahorrar dedazos furibundos en el teclado pero no. La verdad es que lo tenía preparado desde el jueves, listo para llegar del trabajo el viernes, colgarlo y marcharme con el coche cargado de trastos inútiles rumbo al infierno. Sí, he pasado el fin de semana en una parcelita en el averno con 15 personas y 7 bichos bola de entre 9 meses y 6 años (uno de los bichos bola es mi niña).

El caso es que llegué a casa del trabajo, hice la comida a toda pastilla, cogí las típicas cosas de última hora que se me habían olvidado (sí, todas TAN superimportantes que luego no utilicé ninguna), me puse mi look dominguero con dos coletas, cogí a mi pareja, cogí el coche, volví a casa, cogí las maletas, cogí el coche, volví a casa, cogí el neceser, cogí el coche, volví a casa, cogí un libro, cogí el coche, volví a casa, cogí a la niña, cogí el coche y nos fuimos.

Cuando ya habíamos pasado Rivendel me acordé: ¡El post! Dios mío, no lo había colgado. Y mira que era interesante, imprescindible para que sobrevivieras al fin de semana… Y entonces grité, intenté abrir la puerta del coche en medio de la autopista pero mi pareja había echado el seguro. Traté de rascar con la uñita para hacer un túnel y saltar a la carretera en marcha, a ver si sobrevivía al golpe justo para sentir cómo me atropellaba el camión que venía detrás (mira si soy entregada) pero no hubo manera.

Y en el retiro espiritual no tenía ni mi portátil, ni mi wi-fi ni mi colección de sellos, así que era imposible colgarlo… Lo siento. Lo colgaré el miércoles, pero hoy quería darte una explicación (una explicación que no te mereces, porque veo que no has vuelto a entrar en el blog desde el miércoles, pedazo de bicho bola!)

Bueno, el caso es que he sobrevivido al dichoso finde, me duele el alma, mi cuerpo no tolera más aspirinas y mis riñones… Creo que es lo que hicimos para cenar el domingo. Feliz lunes.

¿Aún no te has leído «Al otro lado de las llamas»? Fantástico, ya tienes qué hacer en las frías noches de verano que se acercan mientras te tomas un chocolate caliente tapadit@ con una manta. Aguijonea con tu ratoncillo estas letras bailongas.

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