Sé lo que hicísteis el último san Juan

Este domingo es la verbena de San Juan, y los chavalines llevan toda la semana porculeando con los petardos. Y encima vivo delante de un parque, que es zona de guerra. Pasar por allí es un infierno, te metes en una nube de humo y empiezas a ver fogonazos a tu alrededor (es para distraer tu atención mientras pierdes un 30% de capacidad auditiva).
Además, no contentos con lanzar los petardos al suelo, estos aprendices de gremlin los meten en latas, macetas, la boca de alguna rana que bosteza (de la última sólo quedó un anca muy hecha en la azotea de mi bloque. Ni para una tapa dio, oye) o se los tiran encima a la gente. ¡Marditoh roedoreh! Pero conmigo tienen las de perder, porque tengo un nido de águila con vistas al parque y me he atrincherado con globos de agua y cubos de pis (para casos extremeños… ¿De qué te ríes? Soy extremeñamente peligrosa). ¡Ya verás cómo se termina pronto el petardeo!
En fin, yo por san Juan me iré a un lugar apartado del mundanal ruido, sin una sola persona en kilómetros a la redonda, ni siquiera yo (eing?). Sí, he alquilado un atolón tirado de precio y me voy allí a pasar san Juan. Me han dicho que sólo se usa para hacer pruebas atómicas pero que no me preocupe por nada… Me han regalado un vestidito muy mono, blanco, con casco y todo. Ah, qué paz y qué tranquilidad voy a tener en mi atolón…
Lo mejor de todo es que el lunes no tendré que ir a trabajar y podré dedicarme a disparar a los cuatro recalcitrantes que quedarán con sus dichosos petarditos, le he pedido a un amigo que me preste un cañón. Dice que se lo compró a un japonés llamado Nakasone a precio de saldo y que va muy bien para acicalar a las gaviotas. Iba a usar la 9mm pero hay tanto gilipollas y tan pocas balas…
Feliz san Juan, y recuerda que la coca de piñones se agarra firmemente a abdomen y glúteos con una fuerza de 7,8 kilojurjos, así que probablemente te acompañará toda la vida. Disfruta.

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