Hacer reír ya no tiene mérito

Ayer fui al cine. Igual a ti no te parece una gran noticia pero con una docena de gremlins sueltos por casa, cuesta lo suyo montárselo para que te dejen escaparte a una sesión de tarde. Cuando digo docena de gremlins digo niña de 2 años, que para el caso es lo mismo. Como vi el motivo (necesidad de evadirme), la oportunidad (los abuelos tenían ganas de tener una experiencia cercana a la muerte y llevarse a la niña) y el móvil (eran poco más de las 17:00 según mi zapatófono), me lancé.

Pim, pam, pum, niña abducida, vestido nuevo de cagarse que nadie va a ver en la oscuridad del cine pero a mí me hace sentir muy espía rusa, pareja embermudada y chancleteada, claramente desconjuntada conmigo…Sí, yo iba perfecta para una boda y él, perfecto para irse de birras por los bajos fondos con los bajos fondones. La película era lo de menos, así que llegamos al cine y compramos 2 entradas para… No voy a decir la peli pero no era de autor, ¿vale?

No voy a entrar en si la peli era buena o mala, pero quiero hacer hincapié en los tráilers de antes de la peli. ¿Qué le pasa a la juventud de hoy dia? Pusieron unos tráilers de pelis para chavalines: Los Pitufos tropecientos, Zipi y Zape y la Cerda Filosofal (o algo así. No sé qué tendrá que ver esa peli con Pantuflo Zapatilla…), etc. El nivel de los gags que salían era tan penoso que tuve que sacar los pañuelos de papel porque se me saltaban las lágrimas de la pena. Qué malos, qué malos, cuánta maldad encerrada en aquellos chistes… Los guionistas deben de estar en busca y captura.

¡Pero la gente se reía como si hubieran escuchado el mejor chiste de Eugenio! Incluso se rieron con el típico anuncio graciosete de “apaga el móvil”… Se herniaban de la risa, no es que el listón estuviera bajo, es que se lo habían llevado. Un hombre tosió y también se rieron. Y no eran críos, ¿eh? Estoy hablando de veinteañeros que no distinguen entre Buenafuente y el señor Barragán.

Oye, si estás sin trabajo, métete a humorista, sal al escenario, di “caca, culo, pedo, fístula” y déjate acariciar por los ataques de risa de la audiencia. Para públicos difíciles, tírate un pedo. Infalible.

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