Nos vamos de médicos

¿Qué haces cuando te duele algo? ¿Eres de l@s que corren al médico para que te recete unos lacasitos? ¿Aguantas en silencio como una aceituna ensartada en un palillo, consciente de su inminente final pero negándose a abrir el esfínter y dejar caer la anchoílla? ¿O… no serás acaso de esa clase (en mi opinión ligeramente palurdicienta… Lo digo porque sufro uno de estos bien de cerca) que aguanta sin ir al médico pero se queja, patalea y porculea hasta que te llevan al matasanos a punta de pistola?
Yo soy de la primera clase, ¡me encantan los lacasitos! Mi experiencia me dice que ese dolorcillo que molesta cosa mala pero me permite salir a la calle alegremente arrastrándome sobre el brazo izquierdo va a ir a peor, así que no voy a esperar a parecer un carcamal (no, arrastrarme no me hace parecer un carcamal… Menudas paridas se te ocurren) para ir a que me receten algo, o que me den dos guantás bien dadas (que a veces también funciona).
Uno puede tratar de curarse solo pero ya te aviso que lo que funciona muy bien con los aparatos electrónicos no suele dar buen resultado sobre carnes blandurrias. Por ejemplo, eso de darle un par de zurriagazos a la tele no va a funcionar con la migraña… o sí, depende del efecto que quieras conseguir.
Algunos tratan de salir y volver a entrar (el famoso método informático) pero tampoco te lo recomiendo. Consiguen eso que se llama “experiencia cercana a la muerte” con la luz blanca, el familiar muerto que te hace la peineta, etc. Se conocen muy pocos casos y es que salir es muy fácil pero volver a entrar… Es como si le pusieran silicona a la cerradura, dices “ay no, quiero volver a mi cuerpuchi de curvas explosivas” y cuando lo ves está de color gris, con una lengua hinchada asomando entre los labios y los intestinos aflorando por el ombligo. Así no apetece volver, la verdad… Claro, que es otra forma de solucionar el dolorcillo, ¿no? Un poco drástica pero DEFINITIVA.
Si hace poco que me lees te preguntarás de qué va exactamente este blog. Bueno, aparte de paridas varias lo uso para hablar de mi novela “Al otro lado de las llamas” (¡¡¡oh, my God, ha escrito una novela!!! Sí, sí… Luego te dejo hacerte una foto con mi dedo gordo), que he publicado en Amazon. A pesar de todas las tonterías que puedas leer aquí, la novela no perturbará tu salud mental y es muy entretenida. Te la recomiendo de forma totalmente imparcial y desinteresada, y puedes conseguirla aparcando tu roedor aquí. ¡Feliz lectura!
(Oh, es que mucha gente lee el blog y no sabe que he escrito una novela. ¡INCONCEBIBLE!)

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Esta entrada fue publicada en ¿Por qué a mí? Diario de una escritora y etiquetada , , , . Guarda el enlace permanente.

2 respuestas a Nos vamos de médicos

  1. Candela dijo:

    Yo es que soy más de automedicarme, por ejemplo, si mezclas las pastillas del transtorno bipolar, con las del parkinson que le robes a algún anciano, ansiolíticos y 3 cervezas…. puedes ver colores nuevos.( Puedes conseguir el mismo efecto alucinógeno haciendo zapping entre intereconomía, salvame y el telediario de la uno, pero da más ansiedad).

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