Después de un estudio exhaustivo en twitter (cuando digo estudio exhaustivo quiero decir “lo que me encuentro cuando entro”) veo que hay una especie twitera que se dedica a colgar fotos de parejas en diversos grados de enrollamiento: cogiditos de la mano, tirados en el sofá uno encima del otro, tirados en la cama uno encima del otro, tirados en la lavadora uno dentro del otro…
En fin, ya sabes a qué me refiero. Y acompañan las fotos (que obviamente no son suyas porque si fueran suyas no estarían perdiendo el tiempo miserablemente en twitter, estarían dándole lo suyo al/la modelo de la foto) de frases tan acarameladas que para teclearlas han tenido que tirar tres teclados a la basura por pegajosos.
Ves la foto y lo primero que piensas es que su vida sentimental es perfecta, llena de puestas de sol acarameladas, amaneceres acaramelados y chutes de insulina, ¿verdad? Pues yo creo firmemente que estos son los que salen luego en las páginas de sucesos, muertos por sobredosis de onanismo… ¿Se puede morir de eso? La respuesta es SÍ, un tío murió tras darle a la mandolina 42 veces seguidas (me pregunto cómo saben el número exacto, ¿no es inquietante?). Según fuentes con surtidor el pene salió ardiendo en la faena número 32. ¡En serio, pincha aquí y verás!
Pues nada, a partir de ahora nos perderemos las fotos que nos tenía reservadas (las tomaba a escondidas a parejas que se liaban en los confesionarios de coches… Nunca entenderé qué leches tiene que confesar un coche…) y plis, plás. El resto, espero que tome nota y a partir de ahora se dedique más al mundo real. ¡Ni que sea pagando!