¿Agobiad@? ¿Indignad@? ¿Refunfuños@? ¡Deja de sufrir!
…
¿Qué pasa…? ¡Ah, que quieres que te dé una solución! No, no tengo ninguna, ¿por? Joer, cada día eres más rarit@…
En fin, a lo que vamos (oye, pero suéltame la pierna. ¡Que lo tuyo no tiene solución!). Ya estoy sacando los jerséis de invierno del armario y, como cada año, me he perdido el tradicional banquete donde el armario se ha tapiñado el 90% de la ropa. Me lo he encontrado mondándose las bisagras con un palillo, al desgraciado.
Yo no sé qué me ponía el año pasado, pero recuerdo que hacía frío y yo iba abrigadita, con mis jerséis, mis pasamontañas de florecitas, mis bragas-faja de borreguito… Nada. No queda nada. Una camiseta de cuello de cisne que me he encontrado acojonado en un rincón y ya está. De momento, como no hace mucho frío, voy solventando el tema con la técnica de la cebolla: camisa de manga larga, camisa de manga corta con floripondios debajo, camiseta de tirantes a topos debajo, bikini de lentejuelas debajo, pecholobo debajo.
En teoría, si sube la temperatura esta técnica me permite irme quitando capas hasta estar a gusto, pero como la camisa de manga corta ya es horrible pues nada, a pasar calor. Sin contar con que parezco el muñeco de Michelín rebozado en pan rallado.
(Deja de mirarme así. ¡Que no me mires! ¡No tengo la solución a tus problemas, te dije que dejaras de sufrir como quien dice que te rasques el intestino grueso por dentro con la escobilla del wáter! ¡Sé un ornitorrinco y fastídiate en silencio como todo el mundo! Oye, ¿qué vas a hacer…? ¿Qué es eso…? ¡No, no, por el c…! ¡¡¡¡Arrrrrggggg!!!!)
Por cierto, puedes dejarme tus comentarios, mis secretarios se encargarán de contestarte en menos de 24 horas. Piensa que tienen que justificar su sueldo…
Al otro lado de las llamas 