Ser polifacético (o multimacetero, según la afición por la horticultura) es muy útil en la vida. Díselo a todos esos que estudiaron una ingeniería de carriles, catarros y puerros y ahora están trabajando de reponedor/expendedor en el McPollins. Menos mal que no malgastaron todo su tiempo haciendo integrales y también aprendieron por ósmosis a hacer una hamburguesa a la plancha.
Como no sabemos muy bien por dónde van a ir los tiros tenemos que estar preparados para cualquier cosa: hacer desde cafés hasta malabarismos con huevos (preferiblemente depilados). Y siempre llevar encima un tarro de vaselina (cuando digo cualquier cosa, sí, también me refiero a poner vaselina en los labios de los ancianos… ¿qué pensabas que iba a decir?)
¡Yo cuando veo veterinarios metidos a panaderos pienso ole sus bemoles! Mientras no compaginen los dos oficios en el mismo local todo irá bien, más que nada porque el pan produce aerofagia en los hurones y no es plan. Hay que reinventarse, y sentarse a esperar a que te contraten haciendo tarjetas perforadas para ordenadores porque es lo que estudiaste ya no se lleva.
¡Pero no desesperes! Todo vuelve, y ahora se lleva la ropa vintage, las chuminadillas artesanales… ¿Quién te dice que no vuelven a llevarse los ordenadores que ocupan una habitación entera para hacer una suma? Atesora tu conocimiento y mientras esperas que las tarjetas perforadas y el minidisc vuelvan puedes hacer cilindros de música para pianola, que también está de rabiosa actualidad.
Y si no… Pues a reciclarse. Ahora que lo pienso, no sé exactamente en qué contenedor van los humanos… Yo creo que en el marrón. Por concepto.
OOOhh!! Que bien lo has descrito.Que recuerdos. Donde quedan aquellas tarjetas perforadas,…. y el macro ordenador. ….Yo lo vivi!!!
Pues no lo olvides, Cati, que todo vuelve!!!! 😉
De momento ese asombroso conocimiento sirve para hacer grabados en la cara a la gente, como si le hubiera picado la viruela. Muy sexy!!!