Quiero aprovechar esta pequeña ventana al mundo (sin geranios ni bichos picones) para lanzar una pregunta que me reconcome desde hace años. ¿Cómo leches puede tener sexo una sirena? Lo digo más que nada porque donde debiera haber un gracioso matojillo ocultando un agujero hay una ventresca de atún, kilos y kilos merluzoides hasta las aletas. Sin resquicios. Sin ingles que depilar. ¡Con escamas! ¿Ya lo había comentado antes? ¡¡Es que me preocupa!!
Una vez lanzada mi pregunta al aire te informo de que después de mantener una simpática conversación con la imprenta… En la que nos hemos amenazado graciosamente con hacer explotar nuestras respectivas residencias de verano con petazetas (en mi caso coincide con la de invierno, qué cosas)… Bueno, me han dicho que esta semana me llegará un ejemplar de muestra y que ya se ponen con el resto de la tirada.
¿Puedes confiar en ello? Bueno, tú verás dónde malgastas tu fe pero yo no doy un duro. Desde que pesqué a mi padre tratando de robarme los langostinos congelados por Navidad (debacle en la familia, trauma irresoluble. Cena de navidad con croquetas. Disastro) ya no creo en nada. Eso es bueno porque así sólo pueden sorprenderme agradablemente, ¿no?
¿No…?
En todo caso la vida sigue, así que mientras espero mis libracos o que un esteroide destruya el planeta (por sobredosis) sigo trabajando en la fábrica de balones de tripa de zarigüeya, un trabajo que me llena de orgullo y satisfacción, y… Un peñazo, vaya.
Bueno, por si no estás al día de mis aventuras de borderline he publicado una novela en formato ebook, se llama “Al otro lado de las llamas”, y ahora me estoy peleando para sacarla en papel. Como si el papel pudiera fumarse solo… En fin, que me desvío del tema, lo que pasa es que mucha gente me pide papel y como no fumo… Es definitivo. He perdido el tema.
Por cierto, se me ha ocurrido que igual las sirenas lanzan sus óvulos al agua a la espera de ser fecundados por un espermatozoide que no se sabe cómo ha despertado en una plana abisal (qué juerga… qué juerga). Vaya mierda.
Estas muy loca. Pero hace falta estarlo para escribir tan bien. Venga sigo esperando el libro para alimentar mis ansias de papel y me pienso lo de la sirena para alimentar mis ansias de atún. Un beso y no desesperes 😉
Gracias Tania, acabas de ahorrarme mucho dinero de psicólogos 😉
Al final tendré que poner una velita a la virgen del pantalón de pana para que salga adelante la novela en papel!!
Deberías visitar a los de la imprenta acompañada de un gorila… ¡con un palo! En cuanto a lo de las sirenas, pues siempre me ha escamado a mí también… Creo que hay un segundo tipo de sirenas, con torso de pez y piernas de mujer, que dan a luz sirenitos que son amamantados por las sirenas tradicionales.
Gracias por el consejo. El viernes me llegó un ejemplar de prueba y, como era de esperar, tiene una cosa mal, así que mientras lo arreglan voy a dar la vuelta al mundo en patera para arrojar más luz sobre el tema sirenoide. Tu hipótesis al respecto es interesante, se la voy a enviar a Iker Jiménez, que seguro que le.encanta!