Café y cerveza, las lacras de esta sociedad

En este país castizo y coqueto (dos términos aparentemente antagónicos que encuentran un nexo de unión en la duquesa de Alba), cuando la gente quiere verse siempre queda para tomarse un café, hasta las 16:59 de la tarde, o tomarse unas cervezas, a partir de las 17:01 de la tarde. Antes de que preguntes, a las 17:00 es la hora del té. ¿Es que nunca has estado en Gibraltar Rock?

El caso es que a mí no me gusta ni el café ni la cerveza, y eso complica mis relaciones sociales. Mi psicólogo lo llama sociopatía con brotes psicóticos y aerofagia. Ahora ya no me importa demasiado, conseguí una concha abandonada amplia y confortable y vivo dentro, y tomo leche merengada, pero cuando era lo bastante joven como para dejarme influenciar por las masas tenía un problema.

Ponte en situación: vas con unos amigos a un bar. 17:37 PM (Post Muerdo. Estás de ligoteo) Vais todos a la barra en tropel y empiezan a pedir: una cerveza, una caña, un quinto, una Cruzcampa… Y entoces llego yo, bajita, con esta cara de P-3, con esos aires de motera en bicicleta… ¿Qué me pido? Sudores fríos recorren mi frente (¿o es el aire acondicionado, que gotea?). Mierda, ¿por qué no me gusta la cerveza? Es perfecta, desprende infinidad de mensajes, como “ya soy mayor”, “me integro en el grupo”, “bebo alcohol pero tampoco es como desayunarse un gintonic”, “tomo bebidas diuréticas porque estoy a régimen”… Y encima es barata.

Piensas en tus opciones. Con 18 años no puedes pedir un refresco sin parecer que vienes de ver el barrio Sésamo. Descartado. Tiene que ser algo de mayores… ¡Eso, de mayores! Un cubata. No, te van a mirar como si vinieras de alcohólicos anónimos, ¡¡¡que a esta hora salen los niños de los colegios!!!! Tiene que ser algo con alcohol, pero poco… ¿Una copa de vino? Es la clase de bebida que hace que te miren con admiración a los 30 pero a los 18 te van a coser a hostias por ello. ¿Qué te queda…? Un colacao.

Ahora sí que te van a dar guantazos hasta en el carnet de identidad, pero no te importa. Los gromulitos del colacao bien merecen un par de patadas en el cielo del paladar…

Vaya, he consumido mi tiempo en este mundo y no he hablado del café. Otro día será, ahora debo embarcar con los elfos hacia Ibiza.

Por si no has leído mi anterior post (y no piensas hacerlo porque tienes que ir al baño imperiosamente), finalmente he conseguido publicar “Al otro lado de las llamas” en papel. Consíguelo aquí.

En ebook, aquí.

En tablillas de mármol, en pompas fúnebres.

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2 respuestas a Café y cerveza, las lacras de esta sociedad

  1. aisha86 dijo:

    🙂 Divertido, como tú.

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