El currículum perfecto

Para información de tiernos y sabrosos mortales ávidos de lectura, que este sábado hice una presentación en El Rincón de Meri, un centro de estética, y fue la monda. Sí, ¿qué pasa? ¡¡¡La gente que quiere estar guapa por fuera también se cuida el coco y lee!!! En fin, quiero dar las gracias a Cati y a Meri, que es de bien nacido ser agradecido.

Es que, entre tú y yo, si esto no funciona y pierdo mi actual trabajo haciendo las muesquitas de las chapas con un tenedor voy a tener que poner al día mi currículum y… esto es más difícil que morderse las uñas de los pies a los 80 (hablo de los propios pies, y con la propia dentadura, ja!). Después de consultar con expertos y futurólogos he visto que puedo hacer varios tipos de currículums:

El más fácil es el CV cronológico. A mí me gusta acompañarlo con fotos de mi infancia, adolescencia… Así voy metiendo al entrevistador en el ajo: mi primer carnaval, mi primera borrachera, navidades en el reformatorio… (suspiro) Y luego, pues pongo mi trabajo de sexadora de pollos (¿¿te crees que es fácil?? ¿Las pollas son macho o hembra? ¿Eh? ¿EH? ¿Y por qué se dice “ser más puta que las gallinas”, si un furciélago es mucho más frescales?) y mi década sabática hasta lo de las chapas.

Luego está el CV funcional. Yo funciono. Fin. Este CV no me gusta, es muy corto y creo que no me favorece. Aunque hay que reconocer que va al grano.

Si entro en el CV por competencias ya empiezo a perderme. Como puntos fuertes puedo destacar mi habilidad enrollando una peonza, el bíceps derecho (el de abrir botes de lentejas) y un punto negro que se ha hecho fuerte en mi napia. Y como puntos débiles (¿esto también tengo que ponerlo? Es que si no lo pongo, se nota… ¡Venga, qué leches!) debo reconocer que el picante me da gases por arriba y por… No, esto no lo pongo. ¿Pongo lo de deshuesar manos en vivo? ¡Ah, pero eso es un punto fuerte! ¿Ves? Es complicado.

En fin, compra fuertemente mi novela “Al otro lado de las llamas” para que no tenga que torturar neuronas con estos menesteres. Cuando digo fuertemente me refiero a 4 o 5 veces por día. Pinchorrotea aquí con el ratulín. Chenkiu.

Este post ha sido inspirado por una buena amiga mía que está en el paro desde hace tiempo, ha hecho ocho mil currículums distintos  y cada vez se ríe más a menudo sin motivo aparente, dejando caer un hilillo de baba por la comisura de los labios. ¿Coincidencia? No lo creo…

Anuncio publicitario
Esta entrada fue publicada en ¿Por qué a mí? Diario de una escritora y etiquetada , , , . Guarda el enlace permanente.

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s