Me considero una persona tolerante pero, la verdad, no me gusta que la comida del plato me replique. Por eso no me drogo. Creo que voy a hacer un eslogan con eso: Di no a las drogas, por una comida silenciosa que se deja masticar sin quejarse de tu aliento…
Uy, he escrito yo todo eso? Perdón, estaba pensando en voz alta, no me hagas mucho caso. Bueno, ahora SÍ, que ya estoy preparando mi próximo golpe, digooo, mi próxima presentación de “Al otro lado de las llamas”. Apunta, pequeñuelen, el día 15 de mayo a las 19:00 en el Ateneo del Clot (c/ Muntanya, 16. Barcelona). Ven con el sayo puesto o caeré sobre ti con todo el peso del refranero español.
Aparte de este ya estoy maquinando otros eventos y apariciones estelares con números de magia, malabares y canarios trotadores, aunque mis estilistas literarios me advierten de que eso podría desviar ligeramente la atención del libro. Llegado ese caso tendría que volver a centrar el tema con un golpe de efecto, como enseñar estas monísimas alitas de murciélago que me están saliendo en la espalda (no aptas para hacer a la barbacoa, aviso). Sí, eso haría que la gente no pudiera pensar en otra cosa que en mi novela.
Pero no nos adelantemos… Y te lo advierto:
– Si no viniste a ninguna de mis anteriores presentaciones porque te rompiste las dos piernas.
– Si no viniste a verme el día del libro.
– Si no estuviste en mi graduación de la universidad (podrías haber ido y recogerme el título, alimaña, que yo tampoco fui. Me había roto, ejem, las dos piernas).
– Si tienes alguna información sobre el paradero de Paco Lobatón (donde las dan las toman, Paco).
Ahora no tienes excusa, tienes dos semanas para acicalarte, cortarte las uñas en forma de electrocardiograma (no veas qué gustirrinín al rascarte, ríete de las cuchillas de afeitar que gastaba Gila) y conseguir tu ejemplar de “Al otro lado de las llamas” envuelto en papel de aluminio para que no se seque. ¡No faltes!
Y si todavía te queda alguna duda, ahí te dejo la última reseña del libro, de la mano de El Buscalibros. Aguijonea aquí con el ratón.
Al otro lado de las llamas 