Un día de furia, digooooo, de lluvia

Me encanta que llegue el veranito. Saco mi vestido favorito, el del estampado de heridas de metralla y miembros seccionados, me pongo mis sandalias de piel de físico nuclear (desde estas sandalias veo el Himalaya!!), dejo suelto el cabello que me sale de las orejas, salgo a la calle con ese aire de chusmilla vacilona, el vestido se mece con la brisa (pero nunca lo suficiente como para perder la dignidad) y…

Un golpe de viento se lleva mi dignidad. Un goterón me cae sobre la cabeza, luego otro, y de repente cae una cortina de agua que haría que Daryl Hanna se convirtiera en pescado de cuello para abajo. Miro a mi alrededor y no veo dónde refugiarme. Ni una mala tienda de Louis Butrón, ni nada…

Qué es esto, el fin del mundo? No, una tormentita de esas de verano, que desgarran tu futuro.

Pues nada, doy media vuelta a lomos de mis tacones y comienzo el penoso regreso a casa. Como habrás imaginado en mi bolsito tamaño castañuela no llevo paraguas, mucho menos la piragua que tanta falta me hace en estos momentos… Solo cabía el remo. En fin, no pasa nada, los pies resbalan por dentro de la sandalia y se me cuelan los deditos por la punta del zapato hasta la rodilla, pero yo escupo una sardina y sonrío al mundo. Dientes, dientes, que es lo que les jode!!

Bueno, llego a mi portal justo cuando sale un vecino, y me pide un autógrafo. Leches, sabe que soy escritora? No, me ha confundido con la niña de “The Ring”… Hago una valoración rápida de daños: El páncreas no se me ha mojado. Yo tampoco he mojado en… Me estoy yendo del tema. Voy a ver si me hago con un par de azofaifos que me cojan por la cabeza y por los pies, y me escurran como mi cuenta bancaria.

Y tú, no escurras el bulto. Si buscas algo bueno, bonito y barato para leer, “Al otro lado de las llamas” es tu novela. Aquí verás cómo conseguirla. Aquí encontrarás críticas (las de mi madre y mi abuela las he quitado, tras agrios comentarios de un lector estreñido). Aquí resolverán cualquier duda que tengas.

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