Una tarde ansiolítica

Ahora que he encontrado un momento de paz y tranquilidad voy a escribir el post. La cría grita cual cerdo en san Martín, en 10 minutos tengo que ir a una reunión del colegio, los juguetes del sofá combinados con la mierda del comedor han comenzado a trepar por mi pierna… ¿Qué más puedo pedir? ¿¡Un ansiolítico!?

(dos trankimazin. ¡Glups!)

Te recuerdo que mañana jueves de 11 a 12 de la noche en www.radioaspe.com podrás escuchar en directo a una locutora de voz aterciopelada leyendo uno de mis relatos. Uno inédito, ¿eh? De esos que te mueres y luego nadie puede creer que hayas escrito tú semejante genialidad, y al final se lo atribuyen a Unamuno. ¡Pues aquí estoy, viva y porculeando, reclamando lo que es mío! Menos lo que se va por el wáter… ¿Sabes que el alcohol también es un ansiolítico?

(lingotazo de ron)

A lo que iba. En algún momento de mi vida los largos atardeceres junto al mar, con el sonido de las olas y la brisa marina por toda compañía, desaparecieron repentinamente y dieron paso a… Este puré de verduras que está goteando desde el techo sobre el teclado. ¿No notas ese toque de calabaza en las tildes? Mmm, sabe a Unamuno…

(gintonic de calabaza)

Las catas de gintonics han hecho mucho daño.

Por cierto, aún estás a tiempo de participar en el sorteo de un ejemplar de «Al otro lado de las llamas» dedicado! Más info aquí.

Y si eres gafe, siempre puedes conseguirlo aquí.

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