Me parece muy mal que un día vayas a súper a comprar tu primer boniato otoñal Chispas y te encuentres con unas barricadas inexpugnables de turrones, bombones, galletas erótico-festivas y panceta de navidad. Como diría Matías Prats, ¿pero esto qué es…? ¿PERO ESTO QUÉ EEEESSSS?
Yo soy contraria a comer polvorones (que no echarlos) en octubre, que parece que estés en un mundo postapocalíptico donde solo ha quedado en pie un almacén de la Estepeña. He intentado ignorar esas lorzas envueltas en brillantes papeles largo tiempo (día tras día, hora tras hora, maño tras maño) pero al final… he caído.
Sí, pequeño saltamontes, el fin de semana pasado fui al súper, alargué la mano para coger un manojo de zanahorias y cuando me quise dar cuenta había cogido una caja de galletas de mil y un tipos de esas que tienen más pisos que un edificio de oficinas. Pero no contenta con eso, cuando llego a la caja para pagar considero que mi compra no es coherente y dejo las zanahorias. ¡Ahí, con un par de ferreros!
Después de programar mi cerebro para no abrir esa caja de galletoides hasta navidad a base de repetírmelo en voz alta durante todo el camino a casa, tengo que decir con orgullo que cuando llegué al ascensor todavía no había terminado con el primer piso de galletas. Y luego, claro, mientras cocino, galleta, mientras como lentejas, galleta, galleta con el café, galleta en el wáter, galleta con champú… Piso vacío. He desahuciado las galletas. No mercy.
Te explico esto para que no cometas el mismo error que yo… ¡Compra bombones, qué leches es eso de diluir el chocolate bañándolo en una galleta roñosa!
En otro orden de cosas, el abecedario empezaría por la Z. Y este fin de semana, el sábado y el domingo estaré en la HispaCon 2014 (convención de fantasía y ciencia ficción) con mi novela “Al otro lado de las llamas”. Y el lunes, presentación a las 12:30. ¡En Montcada i Reixac! Más información en el post anterior, que misteriosamente se titula “Te veo en la HispaCon!!”.
Al otro lado de las llamas 