¡Hola! Hoy vengo muy contenta porque:
a) los tres primeros capítulos de Lúa (a falta de nombre definitivo, así se queda) han tenido un caluroso recibimiento: ¡30 grados a la sombra! Y…
b) los comentarios recibidos al respecto han ido mejorando a medida que leíais. Hemos empezado con un “Esto no es fantasía” y luego el típico “esto no es medieval”, luego hemos pasado por “esto no está escrito en courier new” para terminar con un “¡me ha gustado más que encontrarme un san jacobo en una isla desierta!” Te oigo reírte del san jacobo, se nota que no ves “Supervivientes: abandonados sin brazos, ni piernas, ni san jacobos”
Hoy te cuelgo el cuarto capítulo, y si cabe colgaré también un jamón. Si todavía no has leído el principio, te lo dejo aquí. Estoy pensando en meter más paridas por metro cuadrado en el primer capítulo, porque luego ya me arranco por soleares pero, no sé, no sé… Bueno, te mantendré informad@.
En otro orden de cosas, me encanta esta gente que hace unos pasteles temáticos con tal lujo de detalles y colores que parece que estás viendo una cofradía de pescadores, ¡y no, se come todo, hasta los boquerones de las redes! A mí personalmente me sabe mal comérmelo (especialmente si pillo un boquerón), tantas horas de trabajo que terminan espachurradas contra el empaste de la muela… Una penita.
A mí me gusta mucho la repostería, ya colgué una receta en el blog hace poco, pero confieso que solo sé hacer bizcochos con forma de tapacubos. Eh, y bien majos que son, ¡que saben a carretera polvorienta y todo! Ahora estoy trabajando en un bizcocho de san jacobo que quita el sentío. ¡Eso sí que es comida para supervivientes!