¡Hola! Acabo de regresar de mis vacaciones en una cárcel turca, tenía unas ganas de volver… Lo he pasado muy bien, ¿eh?: he conocido gente muy tatuada, me ponían mascotas en la comida, wáter con chocolate a la taza, ¿qué más se puede pedir? ¡Y todo por pasar peta-zetas en el ano por la frontera! La verdad, no te lo recomiendo, o ponlos en una bolsita de plástico o algo, que eso cuando hace plop, ya no hay stop…
El caso es que mis idílicas vacaciones bigotudas se han visto empañadas por una experiencia cercana a la muerte. Sí, cuando estaba en la celda de aislamiento se me murió el móvil. ¿Te lo puedes creer? ¡Sin móvil en una cárcel turca! Todo empezó con una tontería, el móvil se apagó cuando lo estaba despiojando.
Qué raro… Lo vuelvo a encender, y a los cinco minutos se vuelve a apagar. Lo enciendo y a los tres minutos se apaga. Ahhhh, tú lo que quieres es jugar, pensé, y lo metí en el wáter jocosamente. Ya no se volvió a encender. Al parecer, al señorito no le apetecía darse un chapuzón con tropezones (vaaaaale, no había tirado de la cadena. Es que en la cárcel huele un poco a monstruo lacustre y uso de ambientador mis… mis… Oye, es como la miel de las abejas, ¿de dónde te crees que sale? ¡Pues luego te la comes!)
Y qué hago yo ahora, ¿¿¿RELACIONARME CON GENTE??? ¿¿¿¿ESTAMOS LOCOS O QUÉ PASA??? A veces me descubro tecleando en el aire, pinchando en un letrero de la pared, a ver si sale un pop up… Lloro por los rincones como una madre pata que ha perdido su móvil…
Todas las partidas del Triviados se me han caducado, pero eso es solo la punta del iceberg. He perdido tres cuartos de seguidor en Twitter, tengo Facebook como el culo de un mono y la partida del Candy Crush, con tropecientos veintisiete niveles superados… el trabajo de toda una vida… a la basura.
En fin, en la cárcel conseguí otro móvil última generación, dos envases de yogur unidos por un cordel. Funciona muy bien, solo tienes que vigilar que no se te meta un escorpión en el envase, porque eso va a la oreja y luego se te pone como un tomate de ensalada. O igual soy yo, que tengo alergia a los escorpiones…
Y ahora que estamos todos de vuelta… Anímate a leer «Lúa«, te encantará. Y si no, «Al otro lado de las llamas«, eficacia probada!!!