Como me gusta pensar en el futuro, y en general en cualquier cosa menos el montón de ropa por planchar que me está mirando con impaciencia, me estoy imaginando cómo seré de aquí a 50 años. ¿En qué momento de mi vida me cortaré el pelo como Val Kilmer en Top Secret, me teñiré un mechón de rosa y decidiré que los blusones floreados son lo más sexy?
Un día Twitter y Facebook serán cosa de viejos, nos sentaremos en un banco del parque a escribir “Ola ke ase” y reírnos por lo bajini con nuestros piños nuevos, tres tallas más grandes de lo necesario. Los abueletes llevarán los pantalones cagados, con los calzoncillos asomando por encima (evidentemente, también cagados. Y también meados).
La mitad de las abuelas tendrán las tetas operadas, es decir, que la papada les llegará por el ombligo pero las peras estarán ahí, mirando al cielo con optimismo bamboleante. Eso sí, ahora cuando las aprietan hacen un sonido como de patito de goma, cosas de la silicona caducada. Irán con sus wonderbra y sus minifaldas, y criticarán a las chavalinas por llevar hombreras (sí, volverán las hombreras, porque el demonio EXISTE).
Lo peor de todo, amenizaremos las sobremesas de nuestros nietos con nuestras batallitas. “Cuando yo era joven y me gustaba un mozo, como era una dama no se lo ponía fácil, hasta que no me pagaba dos cubatas no me lo llevaba al baño al chup…” ¡Abuela!, salta una nieta. La jodida se ha quitado la mordaza. Ay, señor, los jóvenes de ahora son unos frescales…
Eso sí, al menos las cremas antiarrugas que llevaré toda la vida me harán tener la piel suave y tersa como el culito de un bebé. ¿Verdad…? En fin, Pilarín, una camisa arrugada me está dando unos golpecitos en el hombro, creo que trata de decirme algo. ¡Ponte crema antiarrugas como yo, japuta!
Te veo cara de aburrimiento, creo que necesitas leer algo más largo, más duro y más… No sé en qué leches estoy pensando. A lo que iba, que tengo dos novelas publicadas, y a pesar de que son mías, tienen muy buenas críticas. Ahí te las dejo: *”Lúa” y “Al otro lado de las llamas”. Pincha con el ratón, que te veo despistad@.
Yo creo que antes del blusón floreado vendrá la cazadora tejana con lentejuelas en la espalda en modo discreción cero, y pelo granate crepado, why not? Esa edad incierta en que no quieres reconocer tu edad y te vistes «atrevida», y sólo logras aparentar ser una señora madura con síntomas de inmadurez mental…
Dos cubatas? Espero que fueras una auténtica dama y fuesen de alcohol premium… eso o sospecharé que eras un pelín facililla…
La nieta descocada que se quita la mordaza, collejón instantáneo, tanto mimo tanto mimo y no saben comportarse!
As always, me ha encantao!
Lo de la cazadora con lentejuelas lo dices porque me has visto, eh? A que mola!!!
En realidad yo siempre he sido muy conservadora, de bragas de cuello alto y esas cosas. Ahora que estoy casada, dejo que mi mari(do) me coja la mano por la calle, pero hasta ahí, no se piense lo que no es!!! (Alguien sabe cómo se llama??? Estoy harta de llamarle Carichurri!!!)
Ultimamente apuchurruchu está de moda…
Yo creo que si consultas la dedicatoria de tu primer libro encontrarás una pista… ya sea de tu marido o de tu amante (que suena más fino que follamigo).
Anda, pues es verdad!!! En la dedicatoria sale su nombre, voy a aprovechar, porque si le llamo Apuchurruchu yo creo que no encontrarán nunca mi cadáver…