TIEMPO PRESTADO
A David le encanta sentir el viento azotando su cara, su silbido en sus oídos y el ronroneo de su Harley bajo su cuerpo. Conducir sin rumbo y decidir en el último momento qué camino toma, sin ligaduras, sin obligaciones. David pasa por un pueblo y para a pasar la noche. Se mete en un garito con su guitarra a la espalda y consigue que le paguen por tocar. En la barra una mujer de ojos oscuros como la noche le observa con anhelo.
El amanecer sorprende a David haciendo el amor con ella, sexo salvaje, libre, puro. Ella se apoya sobre su pecho y le mira embelesada.
– Envidio tu vida.
Él sonríe.
– No siempre fue así. Antes trabajaba en un banco. Me diagnosticaron un cáncer y me dieron dos meses de vida. Desde entonces llevo todo lo que necesito en mi mochila y vuelo libre.
– ¿Cuánto hace de eso?- pregunta ella, preocupada.
– Cinco años.
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Pues nada, que a veces tenemos que vivir una situación límite para tomar una decisión y hacer lo que realmente queremos.
Uy, que trascendental me estoy poniendo, será porque se me está despertando la muela de la endodoncia que acaban de hacerme . Pura poesía, cuando la odontóloga ha sostenido una especie de colgajo sanguinolento ante mi cara y ha dicho que era el nervio de mi muela. «¡Ha salido todo entero!», me ha dicho toda orgullosa.
Sí, pura poesía.
Jajajajajaja.
Me gusto mas , tu epílogo…
Ya, cuando escribo desde el dolor, llego a lo más profundo del alma… O, en su defecto, a la raíz de la muela!!