Lanzamiento de smartphone, nueva disciplina olímpica

Estoy muy en contra de todo este mundillo Smartphone que con la excusa de conectarte al mundo te desconecta de la realidad. ¿Qué es eso de chatear, whatsappear, linear, piscolabear con gente que no conoces mientras ignoras a tus amigos, que te miran con esos ojitos de gato de shrek, faltos de cariño…? ¡Ja, que te lo has creído, ellos están jugando al Triviados online!

Paradójicamente, acabo de adquirir mi primer Smartphone y le gasto la batería un par de veces al día de la caña que le meto. Bueno, sí, soy la primera que se pasa el día en twitter invirtiendo el tiempo (bueeeeeno, lo reconozco, perdiendo el tiempo), pero eso no quiere decir que no pueda quejarme, ¿no? Quejarse es gratis… ¡Como las llamadas con el Line, acabo de enterarme!

Ay, todo este patatal no puede traer nada bueno, los niños ya no juegan en el parque, se pasan una ciberpelota por el móvil. ¡Se dan collejas en los emoticonos! ¿Qué fue de las rodillas peladas, de los moretones, de los piojos? Todo eso se va a terminar, ¡no podemos permitirlo!

Yo propongo hacer un ejercicio de desconexión de internele en general y de las redes sociales en particular. Vámonos a  plantar judías verdes, a bañarnos en el río (bueno, el “río” que tengo más cerca viene con cinco dedos de espuma, como una caña mal tirada, así que lo cambio por un charquito de toda la vida, con su barro y sus huevos de mosquito tigre), a hablar en persona… si las cuerdas vocales todavía nos funcionan.

Hace tanto que no hablo con nadie que no sé si seré capaz… Voy a probar… (mugido agónico)

Bueno, lo dicho, tú  desconecta al máximo pero el lunes te quiero aquí como un clavo, que cuelgo nuevo post. Con el trabajo que me da escribirlos, no me hagas el feo de estar por ahí hablando con la gente. Mándales un whatsapp.

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