Pedí dinero y pasasteis de mí. Pedí un jamón y os reísteis en mi cara. Pedí una tarjeta negra y me enseñasteis una roja. Y al final me he rendido, ¡malditas alimañas agarradas! Sí, el sorteo del ejemplar de “Al otro lado de las llamas” ya tiene un ganador, y en vista de los cero sobornos que he recibido, ha sido escogido por azar botijero.
And the güiner is… Gervasio López Trincado. ¡Felicidades, Gervasio! Ahora mismo un libraco dedicado por mí está siendo maltratado vilmente por el servicio de Correos. Se dirige allende los metros y los ríos, al lugar donde nace el arco iris y los perros mean hacia arriba (leñe, Gervasio, podrías vivir más cerquita…), para que lo disfrutes. Preferentemente leyéndolo, aunque ya verás lo bien que va para calzar una mesa coja (le pone unos patucos monísimos).
¿Qué puedo deciros a tooooodos los demás que participasteis y no habéis ganado? Primero de todo, soltad la pistola. Suicidarse mancha y a la larga huele bastante mal. Bueno, a veces no mancha pero seguro que te dejas la bragueta abierta y ahí estás, viéndote desde el techo, todo desparramado por la alfombra, con los calzoncillos de Hello Creeter asomando desvergonzadamente.
Segundo, tenéis “Al otro lado de las llamas” al alcance de un click (bueno, concretamente son 9 clicks, pero no te distraigo con detalles chiquipullos) en Amazon. Está en papel de estraza y en ebook deslomado, para que luego digáis que no os doy opciones. No, en roll-on ya no se edita, no hay sobaco que pase del segundo capítulo sin irritarse cual culete en barbecho.
¿Volveré a sortear un libro? ¿Hay vida más allá de Lloret? ¿Son conscientes los padres de la jartá de sopapos que se pueden llevar sus hijos por llamarles como al perro, y de que eso les empuja a estudiar carreras como arqueología, donde todos son tan raros que nadie les pega por tener un nombre chuchilde, y que luego se pasean con un látigo por el centro comercial? ¿¡¿¡¿SON CONSCIENTES??!!?!?!?
Pues todo es posible.
Al otro lado de las llamas 